Viajes: ¡De Chile a Alaska en moto!

Comparte este artículo

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin
Share on reddit
Share on whatsapp
Share on email

Fueron 90.000 kms en moto por América que cambiaron mi vida. Sí, así mismo y hoy en mi primera columna para BMagazine les contaré mi experiencia en esta increíble y transformadora aventura. ¡Las invito a leerla!

Por Paulina Rojas.

Mi nombre es Paulina Rojas Álvarez, soy Psicopedagoga de profesión y tengo 30 años. Dejé mi zona de confort para unirme a la aventura más grande de mi vida: viajar y recorrer América en moto durante 18 meses.

Antes de subirme a una, no sabía nada de ellas. De hecho, no era un tipo de vehículo que me llamara la atención. 3 años atrás, conocí a quien fue mi pareja, y con el cual decidí unirme a la idea de salir de Chile y llegar hasta Alaska en la que bautizamos como «La Andariega», una BMW F800GS Adventure.

Salimos el 12 de abril del año 2018 desde la ciudad de Coquimbo y llegamos a Alaska el 12 de agosto del 2019, recorriendo más de 90 mil kilómetros. Nunca me dio miedo de viajar en moto. Confié plenamente en las maniobras de mi compañero, ya que hicimos un par de viajes al extranjero antes y sabía que tenía la experiencia necesaria para llevar a una pasajera sin complicaciones.

La invitación al viaje no me la esperaba, pues con 27 años pensaba que tenía mi vida prácticamente armada: arrendaba una linda casa de campo, había comprado algunos muebles, un vehículo, y había logrado un contrato de trabajo indefinido, el cual esperé muchos años. Sentía que lo tenía todo.

Pero mi entorno laboral ya no me motivaba. Mis labores profesionales ayudaban a costear ciertas comodidades y algunas de ellas eran las que muchas mujeres definimos como necesarias: arreglarse el pelo, depilarse, comprar maquillaje, ropa, etc.

En dos meses tomé la decisión de dejarlo todo por unirme al acontecimiento que
transformaría completamente mi vida. Mi miedo más grande fue asumir que lo que vendría no sería igual; dejar las “ciertas comodidades”; vender un par de cosas incluyendo mi vehículo; renunciar a mi trabajo; y acostumbrarme a que mucho de lo que deje atrás ya no sería tan primordial.

Mi nueva casa comenzaba arriba de una moto. Tuve que acomodar mí vida en un bolso de 25 litros. Ya no contaba con un secador de pelo o una plancha para arreglar algún cabello rebelde. Tuve que priorizar lo fundamental, ya que mientras más cosas agregaba al bolso, más peso extra se llevaba el piloto.

Reorganicé toda mi ropa y mis prendas eran contadas para un par de días. Si me
faltaba algo o se estropeaba, se reemplazaba comprándolo en el camino. A principio fue difícil, me demoraba horas en ordenar mis cosas, tenía que encajar todo a la perfección, y muchas veces detestaba usar siempre el mismo vestuario.

Pero no había más, el presupuesto no alcanzaba para ropa nueva, ni mucho menos para asistir a donde alguien que reparara mi pelo que se deterioraba con el viento, el sol y los cambios de clima.

Con el paso de los meses me acomodé a mi nuevo estilo de vida. Ya no extrañaba tanto mi cama porque cada despertar en algún lugar del continente lo hacía especial, olvidaba completamente la monotonía que llevaba en mi antigua vida. Pensaba que lavar mi ropa a mano era de la prehistoria, pero lo hice muchas veces y a gusto, inclusive en la ducha.

La depilación era un tema, los enchufes eran completamente diferentes a los que acostumbramos a usar, y muchas veces el amperaje era más bajo, por lo que siempre la segunda y única opción eran las máquinas de afeitar. Había días en que no existía el espacio íntimo, el espacio vital.

Cambié ollas y sartenes por accesorios de camping, y muchas veces cociné con
leña porque en los lugares que anduvimos el gas propano no existía. Aprendí que la clave es la adaptación, que pequeñas cosas pueden hacer que un viaje de esta envergadura sea inolvidable, no solo por las condiciones de vida a las que me sometí, sino a todo lo que se aprende de eso. Sobrevivir y ser feliz con tan poco.

Amo viajar en moto, porque el viaje en moto es un modo de vida: un hermoso,
incómodo, sufrido y glorioso modo de vida.

Suscríbete