Siempre postergué la idea de disfrutar por creer que primero debía trabajar duro. Iba escalando pero dentro de mí había algo que no terminaba de llenarse, y me frustraba. Y aún así no me sentía feliz, era como una escalera que nunca terminaba y me pregunté. ¿Estoy disfrutando cada escalón?.
De a poco fui entendiendo que quizás nunca terminas de sentirte plena, realizada, exitosa y grande. Y esto no es para que te rindas ni desilusionarte sino para que veas lo más importante DISFRUTA EL CAMINO. Es por eso que te quiero compartir mi experiencia. Viví buscando la excelencia, viví esperando sentirme grande y encontrar el camino para llegar a la meta. Pero mi conclusión es que no llegas nunca porque siempre aparece una meta más grande o pequeña que te da el sentido de querer más.
Nunca trabajé para nadie, recorrí el mundo haciendo lo que me gustaba. Tuve varios best seller cuando decidí ser escritora, vendí hasta cuadros en New York, cuando decidí ser pintora. Tuve logro tras logro y cagazo que tuve, me paré con dignidad y ganas. Hasta que un día me enfermé y caí, y les digo la verdad, por mucho tiempo no me pude levantar, quise pero no pude.
Pensando muchas veces que dejaría este mundo, me pregunté ¿de qué sirvió vivir esperando llegar a la meta sino disfrutaste el camino? y es que todo lo que había logrado no serviría de nada si en ese momento el diagnóstico se hubiera alineado con la idea que iba a partir.
No morí pero al menos me sirvió para abrir los ojos. Debía dejarme de concentrar en el paso que venía y disfrutar los pasos que daba ese día; poder levantarme, darle un abrazo a mis hijos y trabajar en lo que me gustaba pero dejar de mirar el futuro con la esperanza de que iba a disfrutar.
Era el momento del aquí y ahora. Fue ahí cuando me atreví a reventarlo todo y dejarme en 0. Era momento de probar formas diferentes, partir con un nuevo yo sí era necesario para descubrir lo que viniera.
Hoy no tengo claro qué es, solo tengo claro que literalmente estoy en nada y que está bien estarlo, que debo disfrutar los pequeños momentos que me gané y dejar de esperar los que vengan. Quiero sorprenderme más y prepararme menos.
Me siento vulnerable pero es necesario, estoy segura. ¿Para dónde me lleva el camino? No sé y no quiero saberlo, necesito saber que no controlo todo, que quizás no viene lo que tanto soñé y entregarme al día a día sin esperar nada a cambio.
Lo único que sé, es que no quiero llegar al final de mis días pensando que ya viene cuando no viví ni disfruté todo lo que ya vino. ¿Tú, estás disfrutando el camino? No esperes llegar a la meta para hacerlo sino que disfruta mientras trabajas para llegar.