Si bien algunos cosméticos pueden ser tentadores por su bajo precio, cuando no cumplen con los requisitos establecidos deberíamos dudar de ellos y evitarlos. Ya que, a diferencia de una cartera o una zapatilla falsa, podrías estar poniendo en riesgo tu salud.
Por: Javiera Osorio Bunster, Químico Farmacéutico.
Sí, para muchos, pensar en cosméticos es pensar en rímel labiales o base de maquillaje; pero los cosméticos son ¡mucho más que eso! Y aunque tuvimos nuestro primer acercamiento con Tamy (si eres de los 80’s), Barbie (en los 90’s) o sacándole a escondidas el maquillaje a la mamá o la prima grande, no siempre tenemos claridad cuando hablamos de ellos.
Entonces, ¿qué es un cosmético? La definición oficial, acá en Chile, dice que un cosmético es un «preparado que se destina a ser aplicado externamente en el cuerpo humano, con fines de embellecimiento, modificación de su aspecto físico o conservación de las condiciones fisicoquímicas normales de la piel y de sus anexos».
Y dentro de todas las definiciones que nos entrega el reglamento, diferencia los Odorizantes (colonias o perfumes), productos de Bajo Riesgo (como jabón en barra, sales de baño, esmaltes de uñas y ceras depilarorias), productos de Higiene (jabón líquido, shampoo, acondicionador, after shave, gel para el pelo) de los Cosméticos propiamente tales (toooodo lo demás que se te ocurra).
Sí, existe un documento legal, que la mayoría desconocemos que define qué es un cosmético, quién lo regula en el país, los trámites que se deben hacer para comercializarlo, qué ingredientes se pueden utilizar (y cuáles no), cómo y dónde se pueden fabricar y qué requisitos deben cumplir.


Tener esta información, o al menos, parte de ella, es importante para saber cuándo estamos comprando un producto que cumple con la norma o cuándo nos están tratando de pasar gato por liebre con un producto adulterado o, falsificado.
Por lo mismo, aquí te traigo algunos datos que deberías buscar en el envase a la hora de elegir tus cosméticos. Primero, obvio, la marca y el nombre del producto: ¿qué estoy comprando? y, ¿a quién se lo estoy comprando?
Luego, los ingredientes porque necesitas saber qué estás llevando a tu piel. Después, el nombre y dirección del fabricante, para que tengas certeza de que atrás de tu producto hay una empresa que se hace responsable por lo que estás adquiriendo.
Fíjate también en la cantidad de producto que trae. Lee el modo de uso y las precauciones. Y aunque todos sabemos cómo usar el bloqueador solar, ¿sabes cuál es la cantidad adecuada, cada cuánto lo tienes que usar, o que no deberías dejarlo dentro del auto?
El número de registro del ISP no es menor. Este te indica que el producto fue autorizado a comercializarse en el país, es decir, hay una empresa que se hace responsable y cumple la norma y la autoridad lo avala.


Todos estos “detalles” te ayudarán a saber si tu producto es seguro para ti: cada año, aduana incauta más y más cosméticos falsificados, que no declaran su contenido y, por supuesto, no sabemos de dónde vienen o qué traen y podrías estar poniendo en riesgo tu salud:
En primer lugar, pueden contener ingredientes prohibidos o limitados para determinada zona de la piel, y no cumplir con estas limitaciones podría terminar con irritaciones o quemaduras. También pueden contener metales pesados que pueden ocasionar, desde un “simple” dolor de cabeza, hasta abortos espontáneos, pasando por todo un abanico de efectos indeseados.
Otra cosa en la que no se fijan quienes falsifican los productos es si los preservantes actúan de manera adecuada; esto podría provocar que tu producto venga con hongos o bacterias que transmitirás a tu piel, dañándola.
Después de leer este artículo, ¿de qué hablas, cuando hablas de cosméticos?